Decidirse por comprar una moto de segunda mano puede ser cómo una prueba de fe al saltar al vacío – Aunque sea lo que buscabas y todo parezca estar correcto y en buen estado a primera vista, sabes que cuando llegues a casa y la revises más a fondo, irán saliendo 'cositas'...

Puede que tengas unas ganas locas de probarla, aunque para mucha gente, lo mejor es entrarla en el garaje y hacerle una comprobación previa a fondo. Desmontar parte de las piezas para poder ver lo que esconden, puede darnos buenas pistas de cómo han tratado a esa moto.

La idea de este artículo es ver lo que encontramos en esta Husqvarna TE 250 2019 de segunda mano que hemos comprado y descubrir las sorpresas, que siempre salen, para poder brindaros algunos consejos a la hora de haceros con una moto de segunda mano.

En la tienda fue fácil apreciar algunos rasguños superficiales en la moto que reflejaban que se había usado más por pista que no para hacer hard enduro. Tenía el mismo aspecto que en las fotos del anuncio y, al verla en persona, no tardamos en darnos cuenta de que podía resultar una buena unidad.

¿Cuáles fueron los puntos negativos? Esta era, más o menos, la lista mental que hicimos: muchos kilómetros, agujeros algo extraños en los guardabarros, adhesivos despegados, asiento rebajado, un golpe en el escape y un kit de arrastre en las últimas.

En general, no tenía ningún golpe o picada en el chasis o el motor y los plásticos no daban muestras de que hubiese tenido una mala vida.

Tenía bastante uso, 4.000km y 80 horas, aunque tenía la pinta de ser la típica moto “sin carreras”, así que los pros superaban los contras.

Lo que la hacía sobresalir del resto era que no tenía prácticamente marcas en sitios como el basculante, la bufanda o la parte baja del chasis. Las manetas y el manillar no eran nuevos, pero eso no tenía gran importancia. Y por 5.000€, estaba dentro de la gama de precios que hemos visto para las 250 TPI de esos años.

¿Qué es lo que viene a continuación? Pues, primero, pagarla. Y luego, cargarla y llevarla a casa. Una vez en el garaje, lo primero que hicimos, fue desmontar algunas piezas para poder ver qué escondían debajo.

Esta tarea siempre puede traerte más de una sorpresa y la nuestra no tardó en llegar. Y lo cierto es que se nos encendieron todas las alarmas, cuando desmontamos el cubrecárter, y vimos que había aceite. Aunque no demasiado, lo cual fue suficiente como para empezar a preocuparnos.

¿Habría algún retén roto o simplemente eran tan cafres que no acostumbraban a hacer el cambio de aceite? Mientras quitábamos el tornillo para el vaciado del aceite y comprobábamos su color y si había agua o cualquiero otra cosa que no debería estar ahí, empezamos a pensar en el peor de los escenarios. 

Sin embargo, y por suerte para nosotros, la razón de que la moto perdiera aceite era la ausencia de la arandela del tornillo de vaciadodel cárter.

El aceite en si, no tenía muy mala pinta. Estaba de un color entre gris y marrón. Eso sí, el imán tenía bastante viruta pegada, lo cual acostumbra a delatar que la moto tiene ya unos kilómetros.

Esta moto había hecho poco enduro y su anterior dueño era más bien bajito. Así que había decidido cortar la espuma del asiento y volver a colocar la funda de serie. El apaño no estaba muy bien hecho y por eso fue el primer cambio de nuestra lista.

Por debajo del depósito, la moto estaba llena de barro y suciedad, un indicativo claro de que el anterior dueño no prestaba atención a esta parte al lavarla. Algo evidente. Tampoco era muy diestro a la hora de rellenar el aceite, ya que el chasis presentaba marcas de lubricante bajo la boca de llenado.

El filtro del aire estaba bien, no tan bien cómo nos gustaría, pero bien. Otra señal de que, probablemente, en su vida pasada, este no se cambiaba muy a menudo. La verdad es que no fue nada agradable encontrar esto después de sacar la moto de la tienda. ya que nos dijeron que la habían lavado a consciencia. 

Todos los tornillos y tuercas estaban muy bien, como muchas otras cosas de la moto, no presentaban  marcas de haberse aflojado ni apretado en repetidas ocasiones. La mayor parte de las veces, estaban como nuevos y, lo único que parecía que se había manipulado, eran las tuercas de los ejes.

No conocemos la historia real de esta moto, pero algunas pistas que nos señalaban que se había arrastrado más de una vez por alguna carretera. El silencioso y la tuerca del eje de la rueda trasera estaban limados, Aunque, por otro lado, las estriberas estaban bien y tenían las marcas de uso habituales (lo que nos llevó a pensar que seguramente las sustituyeron).

Sin embargo, lo que sí nos llamó la atención ya en el concesionario, fue cuando vimos unos agujeros en los guardabarros de la moto, algunas pegatinas de dudoso gusto y la posición baja de las manetas.

¿Qué eran esos agujeros? Suponiendo que esta moto la usaran para hacer alguna ruta trail, suponemos que lo más seguro es que fueran para fijar algún bulto.

Las pegatinas, medio despegadas, no eran de nuestro estilo. Pero tampoco importaba demasiado, ya que son fáciles de quitar y, lo más importante, era asegurarse de que el motor y la parte de ciclo estaban bien.

Allí mismo pudimos desmontar la bufanda para echar un ojo dentro del cilindro y ver si había alguna marca preocupante. Esta vez estaba todo correcto. También comprobamos la bujía y le vendría bien una nueva.

Compres la moto que compres, incluso un coche o cualquier otra cosa, hay algunos pasos que son esenciales.

La mejor práctica la hora de comprar una moto usada – qué mirar:

¿Es mejor comprarla en una tienda que a un particular? Aunque a veces puede ser más caro, de este modo te aseguras al menos de que le han echado un ojo antes de llevártela a casa. Y además, suelen darte algo de garantía, por si el anterior dueño hizo alguna animalada que les pasó inadvertida.

Simplemente era una buena oportunidad de segunda mano y no nos importaba mucho qué modelo comprar. Queremos llevarla a alguna carrera y montarle un kit de TSP Racing para probar.

Hay que decir también que tenemos guárdamos muy buenos recuerdos del primer modelo de estas TPI, ya que fuimos unos de los primeros en poder probarlas nada más salir de la cadena de producción. En el Erzbergrodeo de 2018, cuando todos los pilotos de fábrica aún tenían motos de carburación, corrimos el Campeonato Británico de Enduro con ella, además de la Weston Beach Race y una ronda del Campeonato del Mundo de SuperEnduro.

Haber probado en su día la primera versión TPI nos permitirá mejor encontrar cualquier tipo de problema y experimentar algunos de los mitos que rodean este modelo. Así que prometemos manteneros informados.

¿Tienes una antigua TPI? ¿Has tenido algún problema con ella o estas encantado con este modelo? Ponte en contacto con nosotros en el correo electrónico que aparece debajo, queremos saberlo.

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